GRANDES MATEMÁTICOS DE GRECIA ANTIGUA
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Alejandría fue la capital intelectual del
mundo helenístico y el más importante centro de los descubrimientos científicos
de la antigüedad. Ptolomeo (el sabio), el primero de los Lágidas, fundó el
Museo (edificio consagrado a las musas), e inició la gran transformación de la
ciudad en ese sentido.
El museo comprendía el jardín botánico, el zoológico, un observatorio, habitaciones para sus miembros, gabinetes de trabajo, un gran comedor y sobre todo una incomparable biblioteca de cerca de 700 000 volúmenes. Los sabios, dedicados enteramente a sus investigaciones, y rodeados de condiciones excepcionales, realizaron notables trabajos. Todo manuscrito que llegaba a Alejandría se incorporaba inmediatamente a la biblioteca. Se hacía una copia que se entregaba a su dueño y el original quedaba en la biblioteca. Numerosos eruditos se dedicaron a revisar los textos de las grandes obras. Fundaron la Filosofía, ciencia de las bellas letras. Aristarco preparó una edición de Hornero. Otros sabios se dedicaron a las matemáticas y a la astronomía.
Euclides organizó las nociones de Geometría en una serie de
teoremas rigurosamente encadenados.
Arquímedes, un siciliano que
estudió ciencias en Alejandría, pero pasó su vida en Siracusa donde lo mató un
soldado romano, calculó la superficie del cilindro y la esfera, y estableció el
principio que lleva su nombre. Este extraordinario sabio, el más grande quizás
de la antigüedad, fue también notable ingeniero que inventó aparatos de guerra,
más tarde utilizados por los romanos.
Aristarco de
Samos
concibió la teoría de que el sol estaba fijo en el centro del universo, sin
llegar a demostrarlo. Hiparco dio nombre a más de ochocientas estrellas y fijó
su posición. Erastótenes de Cirene (Q I), llegó a calcular con
una precisión asombrosa el largo del meridiano, con un error de apenas 400 Km.
sobre un total de 40.000 Km.
Aristóteles no sólo fue un gran
filósofo. Es notable su interés por las ciencias biológicas. Sus estudios sobre
el mundo animal, en especial los insectos, revelan una seria curiosidad
científica. En la isla Mitilene pasó dos años junto al mar, antes de enseñar a
Alejandro, y allí adquirió numerosos y profundos conocimientos sobre ciencias
naturales.
Son interesantes sus estudios
sobre moluscos, cangrejos y langostas, sobre los peces (hábitos y migraciones)
y sobre la abeja] en el que analiza las varias calidades de la miel, según las
flores de donde se extrae el néctar. Así, pues, con sabios como Euclides,
Arquímedes y Aristóteles, las ciencias, separadas de In filosofía, adquirieron
un inusitado esplendor. Estos conocimientos teóricos, sin embargo no tuvieron
aplicación práctica.
No sintieron la necesidad
de aprovecharlos, porque la esclavitud les solucionaba muchos problemas. En la
técnica los griegos se mostraron poco creadores.
La civilización griega
alcanza un nuevo brillo en el período helenístico. En Oriente, las clases
dirigentes sometidas políticamente a los griegos se helenizan. Roma,
conquistadora de monarquías helenísticas, adopta su civilización y la lleva a
Occidente.
En este vasto imperio,
desde la India a Gibraltar, la acción helenística se ejercerá en forma
desigual. Será superficial en Oriente, donde las masas populares se mantienen
fieles a sus viejas civilizaciones; en Occidente será en cambio, más profunda y
duradera. Al seguir el curso de la historia vemos que la herencia de Grecia se
ha convertido, a través de numerosos "renacimientos", en parte
integrante de nuestra civilización.
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